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Belgica es ciclocross, y Namur es la catedral del ciclocross belga. Considerado por muchos el circuito más duro dentro de la copa del mundo, este año se modificaba para hacerlo aún más duro. Subidas interminables, en tierra, en asfalto y en adoquín, mezclado con bajadas que te hacían pensarlo dos veces antes de tirarte, y un más que mítico talud lateral, aliñado con abundante barro y agua, era la ración que me encontraba en esta primera carrera de mi periplo navideño.
Como en todas las copas del mundo el día previo a la carrera es el momento de entrenar el circuito, allí compartes circuito con todos, te fijas en sus trazadas, en sus presiones, y en sus tubulares, intentando absorber tanta información como puedes. De todos los que ruedan el circuito hay una figura que sobresale por encima del resto, y es que, aunque ya retirado Sven Nys sigue pasándose a reconocer los circuitos, seguido por todos sus pupilos. Y es que el ex campeón mundial ahora manager en el Telenet-Baloise-Lions no tiene reparo en pararse en cada curva o zona técnica del circuito para enseñarles a sus alumnos la mejor trazada.
Reconociendo el circuito me voy haciendo una idea de lo que nos espera mañana, una carrera con mucho barro y mucha agua, ya que aunque en el momento no llovía, la previsión meteorológica era de que correríamos con lluvia. Nadie tiene dudas de que se va a correr con tubulares de barro, pero el debate que teníamos todos era si correr con Rhino o con Ernst, y por todo el circuito se podían ver grupos de corredores compartiendo sus opiniones.
Mientras tanto, en el box los auxiliares estudian la forma más sencilla y rápida de llegar a él, ya que en Bélgica los aparcamientos suelen estar bastante lejos, y con la gran afluencia de público no es tarea fácil llegar. También aprovechan para llevarnos una bomba para que podamos probar diferentes presiones en las ruedas, otro de los grandes debates de cada carrera.
Ya visto el circuito toca lavar y recoger todo, intentar acotar una zona de aparcamiento para el próximo día, y antes de marchar hay que recoger los dorsales, la acreditación para el box, para la salida, y el acceso al aparcamiento. Sin olvidarnos de la reunión de directores (donde solemos delegar nuestra presencia a los equipos UCI españoles), donde los árbitros nos asignan a cada país un cajón concreto dentro del box, no pudiendo usar ningún otro.
Domingo, día de carrera, amanece lloviendo. Accedemos al aparcamiento después de convencer a uno de los controladores de que teníamos sitio guardado. Para nuestra sorpresa el sitio ha desaparecido, aun así con ayuda del resto de españoles conseguimos un sitio junto al que habíamos reservado. Una vuelta de reconocimiento,
últimos ajustes y casi sin darme cuenta el juez ya está gritando "30 seconds". Treinta segundos, treinta segundos rezando para librar la más que probable montonera de la salida, contando que somos 90 valientes las que estamos a punto de salir lanzadas hacia la primera curva. Pero treinta segundos no fueron suficientes. Y también, casi sin darme cuenta, estoy atrapada en las primeras curvas del circuito sin poder avanzar, caídas, atascos, nada fuera de lo esperado. Primera vuelta de sobrevivir, y a sufrir y remontar todo lo que se pueda. Al final me tengo que conformar con un puesto 65 que trataré de mejorar en nuestra próxima parada, Zolder.
Video completo de la carrera en el canal de YouTube de GCN Racing: